sábado, 24 de septiembre de 2016

Sensaciones


Una de las grandes ventajas de viajar sin tiempo ni rumbo cierto es la de la presencia de los imponderables. Las puertas se multiplican y ya no hay un sólo camino marcado, uno puede llegar, casi como se dice "a donde lo lleve el viento". Aquí, algunas líneas escritas por un mochilero que se encontró sólo entre montañas, esperando algún conductor amable que lo haga llegar a algún destino cerca de la ruta 40, en Argentina.